La confianza entre dos personas es un componente fundamental en cualquier relación. Cuando existe confianza, ambas partes desean permanecer en la relación; sin embargo, la desconfianza puede generar tensiones internas y mecanismos de defensa que provocan rechazo y separación.

El neurocientífico Paul J. Zak, en su libro TRUST FACTOR, explora cómo el cerebro genera la hormona oxitocina en situaciones de confianza. Sus experimentos demuestran que la generación de oxitocina facilita la confianza mutua entre individuos. Esta hormona también promueve la empatía y desencadena reacciones inconscientes en nuestro comportamiento.

En mis asesorías de retroalimentación de evaluaciones ejecutivas, observo de manera inequívoca cómo la conexión entre mis recomendaciones y sus beneficios genera confianza y empatía. A veces, estos beneficios no son evidentes de inmediato, pero con el tiempo se manifiestan en actitudes de sorpresa y agradecimiento.

La generación de oxitocina respalda científicamente nuestras observaciones sobre las interacciones humanas. Esta hormona es capaz de influir en nuestro comportamiento y en las reacciones de las personas que nos rodean.

La confianza es clave en diversos ámbitos, desde las relaciones personales hasta el ámbito político y empresarial. La tecnología actual nos acerca a la posibilidad de medir la confiabilidad de las personas a través de diversos métodos, como detectores de mentiras y análisis de sangre.

Con esta tecnología se acaban los políticos dobles caras en un foro y doble cara contraria en el otro foro. Siempre y cuando acepte la sociedad, medir siempre la confiabilidad de su discurso. Y no solo a los políticos, sino a empresarios, periodistas, maestros, doctores, vendedores y publicistas, etc. En la antigüedad en vez de tecnología que no tenían, se usaba pedirles que emitieran lo siguiente:  Juras por tu santa madre esto o aquello. O bien en los juzgados de algunos países Juras ante Dios y la sociedad decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Otra forma de hacer esto por las sociedades antiguas era muy sencillo: Dios te está viendo y todo se sabe tarde o temprano.

En resumen, promovemos la concientización y práctica de la confiabilidad, así como la ciencia que respalda su importancia. La confianza es fundamental en la construcción de sociedades sólidas y en el desarrollo personal y profesional.

Como países, Suiza y Japón destacan por su cultura de confiabilidad. Sin embargo, en México, a pesar de los desafíos, existe un gran potencial para mejorar en este aspecto y construir una sociedad más confiable para las generaciones futuras.